domingo, 15 de junio de 2008

Crónicas de Narnia: Príncipe Caspian (1era parte)


Se acaba de estrenar la superproducción de Disney: Crónicas de Narnia, el Príncipe Caspian. A pesar de ser siempre motivo de alegría personal la realización y promoción cinematográfica de excelentes y clásicas obras de la literatura fantástica, sigue viviendo y carcomiendo en mí, la desilusión de las adaptaciones que se hacen desde las obras originales por parte de la gran industria del celuloide.

Unos breves antecedentes previos. Clive Staples Lewis, conocido también como C.S. Lewis o simplemente "Jack", fue un prolífico escritor británico que nació en Belfast, Irlanda del Norte, en 1898. Antes de ser un famoso escritor de obras para niños y de reflexiones cristianas, Lewis fue profesor de Historia y Literatura en Oxford. Allí conoció y se hizo amigo de J.R.R. Tolkien, con quien compartían gustos por las tradiciones, leyendas y mitos que, a la postre, los haría a ambos tan famosos como lo son hoy en día.

Lewis era un ateo convencido, mientras que Tolkien era católico. El poder evangelizador del segundo dominó finalmente y "sedujo" al primero al cristianismo. Pero lo hizo desde la versión protestante del mismo. Ambos, debido a sus inquietudes y gustos por la fantasía, iniciaron y formaron un grupo de novatos escritores llamado "Inklings", que era más bien un grupo de amigos y colegas que se juntaban en un 'pub' para beber algo, compartir lecturas y escritos sobre dichos temas. Allí nacieron dos mundos que hoy en día son clásicos en la fantasía mundial: La Tierra Media y Narnia.

Las diferencias teológicas que tenían los dos amigos se trasladaron a sus obras, ya que a Tolkien no le gustaba en absoluto la sobre carga de obvio simbolismo cristiano que Lewis depositó en sus Crónicas de Narnia. Y esa es, de hecho, y aunque a nadie le interese saberlo ni marque diferencia alguna, el reparo más severo que tengo yo personalmente con Narnia: es demasiada cristiandad la que fluye de su páginas. Lo tiene todo, resurrección, mesianismo, sacrificio propio por el pecado ajeno, el Gólgota, la crucifixión, etc. Sin embargo algunos autores que dan cuenta de tal situación, refieren que más allá de la carga cristiana en la obra de Lewis, lo que molestaba a Tolkien era su conversión al anglicanismo protestante y no al catolicismo, además que Lewis en sus escritos más analíticos y formales, despreciaba a los católicos llamándolos "Papistas".

Tiempo después, el creador de Narnia se alejó completamente al casarse con una viuda estadounidense de nombre Joy Gresham.
Pero como ya afirmé líneas arriba, lo remarcable de esta amistad y del grupo de 'Inklings' fue el nacimiento de dos mundos, dos universos más bien, que establecen parámetros y guías para toda la literatura fantástica. Además ambos han sido llevados a la pantalla grande en los últimos años, con diferentes resultados entre uno y otro, por supuesto. Pero de eso ya hablaremos en otro post.

2 comentarios:

Petoulqui dijo...

Bueno el mencionar los orígenes de ambos universos, tanto las reuniones de los Inklings como la tradición religiosa detrás de cada uno de los universos.

Ahora bien, me parece que así como existen simbolismos cristianos evidentes en la obra de C.S. Lewis, también es posible apreciarlos en la obra de J.R.R. Tolkien, por ejemplo en el sacrificio de Frodo, o la transformación de elfos en orcos como una metáfora de los ángeles caídos.

Saludos.

Julio P.

Henoc dijo...

Totalmente de acuerdo, de hecho creo que toda literatura, pero especialmente la fantástica, da para interpretarla de muchas maneras, porque es muy alegórica y rica en simbolismo.

Incluso, en los años 90, una especie de sociedad medio oculta, de jóvenes metaleros escandinavos (se auto proclamaban "el círculo"), interpretaban al señor de los anillos como "una historia mal contada de conquistas europeas", ya que ellos se identificaban con los Orcos (por las vestiduras vikingas, etc.) e interpretaban a los reinos de Rohan y Gondor como emulación de Inglaterra y Francia.

Puede verse en la web que tiene uno de ellos: http://www.burzum.org/eng/library/a_burzum_story01.shtml