martes, 22 de abril de 2008

La Visita de Bienvenida (I)

Hace algunos años un amigo necesitaba vivienda y le ofrecí venir a mi casa. Él aceptó y le asigné el cuarto del fondo. No era muy grande pero suficiente para una cama, un mueble para guardar cosas y ante todo, un modesto baño privado.

El traslado lo hizo por partes, primero trajo los objetos comunes de adorno y entretención, luego la ropa y por último había dejado los libros, cuadernos y demás cosas que le servirían tanto a él como a mí, para la universidad.

El día previo a instalarse definitivamente en su nueva morada, fue cuando se percató por primera vez de que mi tío lo observaba de manera escrupulosa, como tratando de leer sus intenciones o verificando si en efecto era una buena persona u otro amigote más, aprovechado y vil, como los muchos que siempre tuve y él también.

Estubo con él durante todo el tiempo en que desempacó los libros y los colocó sobre el mueble solitario. También lo acompaño, según me aseguró días más tarde, a comer e incluso parece ser que decidió seguirlo hasta al supermercado. Pero lo realmente abrumador era que ya en su antigua casa, cuando se disponía a pasar su última noche con su tía, oyó que también había llegado hasta allí.

Por la noche, su última noche previa al traslado, mi tío llegó a su habitación y se le acercó a la cama para hacerle comprender que todo estaba bien, que había aprobado -de alguna manera- la prueba a la que, sin saberlo, lo había sometido. Era bienvenido en la casa y sobre todo, a ocupar el cuarto del fondo que durante tantísimo tiempo había sido el suyo, antes de caer enfermo y fallecer años atrás.

martes, 8 de abril de 2008

F.E.A.R.




Si con películas como "El Aro" o "Grudge" volviste a sentir un casi olvidado sentimiento de terror y suspenso como en aquellos thrillers de niñez en que brincaste del asiento y preferiste orinarte en las ropas, a caminar en soledad al sanitario; si te gusta las estética de los comics y el manga, sobre todo en su combinación de atmósferas frías y tecnológicas de laboratorios azules, con sonidos chillantes y movimientos rápidos y repentinos; si te gustaron desde un inicio los juegos de computadora o de cualquier consola en donde vos eras el protagonista de la historia, tipo Doom o el mismisimo Duke; y si sobre todo extrañas el estado de indefensión absoluta junto al de alarma constante.

Entonces también te va a gustar este juego. F.E.A.R. ha ganado cualquier cantidad de premios por su combinación de atributos tradicionales (y aburridamente similares) de los juegos de "primera persona" de acción, combinados con terror del suspense. La astmósfera de juego es siempre escalofriante y envolvente, pero la trama del juego es lo mejor, como para un libro, un cuento al menos. Bien dosificada a lo largo del desarrollo del juego mismo en donde te vas dando cuenta de quién es el verdadero enemigo y quién sos vos en realidad. Un laboratorio investigando y probando en humanos, combinaciones genéticas para super soldados (clásico posmoderno), se topa con una niña inusual que nadie sabe de donde vino, pero con el tiempo sale a luz que no es "normal", absorbe la energía negativa humana y la devuelve de alguna manera, peor. Se te aparece y desaparece, "juega" contigo, te sonríe por detrás de las esquinas, gatea hacía vos en los ductos del aire... y no la queres matar porque... también está indefensa... y no la podes matar porque el indefenso sos vos.