domingo, 11 de mayo de 2008

Días Extraños

¿Nunca te has sentido como... deambulando en un día bizarro, extraño, incomprensible?
Como ir caminando en una calle aglomerada sin poder dar un paso por vos mismo sino que sos carroseado por mil almas desconocidas, vacías, autómatas, que te topan el hombro al caminar, te pegan la mano, te resoplan cerca de la nuca;
en un ambiente brillante, extremadamente claro, con luz radiante que ciega y rebota sobre un lecho de cal que está a tus pies y se explaya hasta la linea del horizonte y te rebota en la cara, sin consuelo arriba, sin consuelo abajo, ciego sin protección;
sintiendo una temperatura asfixiante, que no permite ni deja refugio, sin sombra en cual cubrirte, sin fuente de agua, con sed permanente, la garganta reseca, como tragando polvo con piedras, como si tuvieras carbonato con limón en el esófago;
sudando salado, pegajoso, del que se te pega a la ropa, que el vecino de la camioneta de deja en el antebrazo, sudor con olor, con hedor.


Un día extraño en donde tu mente ya no controla mucho;
Como sintiendo olas que revientan salvajes contra muros de piedra inquebrantable, rabiosa, violenta.

Imaginando ciegos que besan las manos y un sol que murmura poemas y de vez en cuando tararea una canción que además, odias.
Sintiendo una cruda infernal, insaciable, pero que no es una cruda de licor, sino del mundo, una cruda de personas, del ruido del tráfico, de las voces de los teléfonos.
Hartándote de la presencia de tu pareja, de la de tu madre, de la de tu familia, de la del chucho y hasta de la del zanate del poste de enfrente.

Con una repulsión que no te deja en paz ni a vos mismo.
Como un golpe de batería pesado, tosco, sin eco, plano, sórdido, sin vibración, un golpe de baqueta seco, directo, un sonido ahogado en sí mismo, en la caja de resonancia sin resonancia, casi sin vida, como que no existiera.
Un fondo de armonía digna de Escatología, estridente pero rítmica, el orden del caos al final del tonel de lámina en que estás metido y alguien golpea inclemente con un tubo de metal.

Como odio este clima de mierda. No me deprime ni la lluvia, ni el gris de la nubes, ni la soledad ni siquiera la tumba de mi abuela en un día de la madres. Me pone en estado letárgico, tóxico y embramado este puto calor del orto choncha de su madre, malparido pendejo hijo de la más recóndita...

Te da días en que nada sale bien,
no decís nada bueno,
no sabes qué querés hacer,
pierde tu equipo,
vos fallás un penalti,
el libro que leías lo dejaste en la oficina,
estás más coche,
no tenés amante,
o se fue con otro,
tu novia sí lo tiene,
y hoy es su día,
tu mamá... también,
solo pensás muladas,
no escribís ni mierda,
dejaste trabajo pendiente y mañana es lunes,
solo faltan ciegos de rodillas que te besen las manos,
rocas con caras de estupor esperando el fin...

The Cure me entiende, ahí te dejo la canción.



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