lunes, 25 de febrero de 2008

Un nuevo espectáculo que ¡está de muerte!

En este circo que es mi país, los payasos causan lágrimas y los enanos son niños abandonados;
Las bestias son hombres y sus entrenadores usan traje o guerrera;
Las bailarinas son apedreadas por parecer travestis y vendemos zapatos de mujer con fotos de muertas;
El gigante está escondido y el malabarista pidió plaza en las calles;
Pero para el invitado persistente, que es la muerte;
Le tenemos una pena, que es una alegría y una suerte de limpieza;
No es la silla ni tampoco la cuerda;
Es la humana jeringa.

Los siguientes posts están dedicados a la humanidad del hombre, que ve en la muerte no una pena, sino el final de las penas. Empezamos con estos versos del gran Machado.

Recuerdos de sueño, fiebre y duermevela (IV) (Los complementarios) -Extracto-


¡Tan-tan! ¿Quién llama, di?

--¿Se ahorca a un inocente
en esta casa?

-Aquí
se ahorca, simplemente.
----------------------------------
¡Qué vozarrón? Remacha
el clavo en la madera.

Con esta fiebre... ¡Chito!
Ya hay público a la puerta.

La solución más linda
del último problema.

Vayan pasando, pasen;
que nadie quede fuera.


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