Las bestias son hombres y sus entrenadores usan traje o guerrera;
Las bailarinas son apedreadas por parecer travestis y vendemos zapatos de mujer con fotos de muertas;
El gigante está escondido y el malabarista pidió plaza en las calles;
Pero para el invitado persistente, que es la muerte;
Le tenemos una pena, que es una alegría y una suerte de limpieza;
No es la silla ni tampoco la cuerda;
Es la humana jeringa.
Los siguientes posts están dedicados a la humanidad del hombre, que ve en la muerte no una pena, sino el final de las penas. Empezamos con estos versos del gran Machado.

Recuerdos de sueño, fiebre y duermevela (IV) (Los complementarios) -Extracto-
¡Tan-tan! ¿Quién llama, di?
--¿Se ahorca a un inocente
en esta casa?
-Aquí
se ahorca, simplemente.
----------------------------------
¡Qué vozarrón? Remacha
el clavo en la madera.
Con esta fiebre... ¡Chito!
Ya hay público a la puerta.
La solución más linda
del último problema.
Vayan pasando, pasen;
que nadie quede fuera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario